Kepel

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UMBRARIO EN EL ADUAR

En el año 2006, proyectamos una casa de fin de semana (seleccionada en el premio bienal 2008) para un matrimonio joven con dos hijos, en un generoso terreno con pendiente sobre la barranca que bordea la confluencia de los ríos Paraná y Baradero.

En el uso, que es la auténtica verificación de la arquitectura, ellos descubrieron un lugar donde les resultaba particularmente grato sentarse a la sombra y la brisa del atardecer. No el que habían pensado durante la obra, (en el bajo de la barranca) sino en  un lugar no canónico que pertenece teóricamente al área de la entrada (entrada atípica porque casi no hay transeúntes) y no es donde están las vistas más espectaculares de la barranca: un lugar de relaciones sutiles entre todas esas cosas y los bosques incipientes que plantamos durante la obra.

El lugar que descubrieron es realmente como  el mito de que los orientales trazan los senderos luego que la gente los marca al caminar.

Como referente, re descubrimos el quiosco del paisajismo inglés, no ya como falsa ruina sino como cuestionamiento a la idea de función, si no aceptamos que función puede ser marcar en el paisaje una huella antrópica. Para colmo de viaje al pasado, el placer de proyectar una arquitectura absolutamente despojada de instalaciones, ni siquiera iluminación eléctrica.

A un terreno y suelo en recuperación luego de dos años de obra no podíamos seguir castigándolo. Incorporamos un objeto de hierro y madera hecho en taller y armado en el lugar en pocos días. Como remate de esta experiencia, inesperadamente retro, dibujamos la documentación a mano alzada.

Date

3 noviembre, 2006

Category

7• Experimental